miércoles, 14 de diciembre de 2022

Los fines de semana con el Spectrum

Los fines de semana con el Spectrum

Cuando uno intenta hablar de las emociones que le transmiten ciertos recuerdos, es inevitable que la nostalgia no haga un clic en tu cabeza. Todas esas vivencias de niñez se tornan muy vívidas al hacer memoria y traen de vuelta al presente todo lo experimentado cuando la inocencia aún se encuentra en su estado más álgido.

No hay recuerdo que no esté distorsionado por el paso del tiempo, eso es verdad, pero lo esencial queda imborrable, y sobre todo si las sensaciones fueron de bienestar y calidez.

En este artículo me gustaría hablar de los fines de semana con el Spectrum, a últimos de los 80, cuando todavía se podía disfrutar de nuestro microordenador y las casas de software aún tenían en cuenta sus modestas posibilidades.

La salida del colegio, durante los viernes, era el pistoletazo de salida para el disfrute de todo un fin de semana a lo grande. Me esperaban horas de diversión junto a la familia, los amigos o quien se pusiera por delante. En la niñez el tiempo pasa de otra manera, todo es más lento, se saborean los momentos y las horas nos parecen mucho más largas.


En mi caso, las horas después de la comida eran muy aprovechadas. Por aquellos tiempos tenía una gran afición, además de dibujar y escribir, y no era otra que escuchar música en mi pequeño radiocasete. He de admitir que, con 12 años, solía escuchar lo que se radiaba en las emisoras de música pop, aunque no le hacía ascos a cualquier otro tema de algún estilo musical que también me llamase la atención. Recordemos aquel ‘Money for Nothing’ de Dire Straits, Depeche Mode y su ‘Strangelove’, o los grandísimos Queen y su ‘Miracle’.

Era muy habitual que intercambiara cintas de casete con mis primos, y en esos momentos de fin de semana era cuando más tiempo teníamos para hacerlo. Podíamos estar horas escuchando música mientras aporreábamos los teclados de nuestros Spectrums. Y aquí es donde quería llegar. Sobre todo, los sábados por la tarde, el momento mágico para estos menesteres.

Era muy habitual que mis padres, mis hermanos y yo fuéramos de paseo por la ciudad, y acabásemos en algún bar para tomar algo. En alguna de esas ocasiones, mis primos y yo teníamos tanto que contarnos que no podíamos despedirnos sin más. Era cuando suplicábamos a nuestros padres que nos quedáramos a dormir en una u otra casa. Normalmente me quedaba con ellos porque solían tener más material, tanto musical como relacionado con los videojuegos.

En esas noches aprovechábamos para ponernos al día. Leíamos revistas Microhobby, veíamos algún programa de la TV que nos interesara, o bien alquilábamos alguna película para verla en VHS. Aún recuerdo aquel día que vimos Top Secret y no pudimos parar de reír por la retahíla de gags de los que hacía gala aquella comedia, en la que un jovencísimo Val Kilmer desafiaba al régimen nazi como cantante para quinceañeras.


También recuerdo aquella otra ocasión en la que desplegamos todas las revistas Microhobby del año, en el verano de 1990, analizando cada página. Las tipografías, los anuncios, los consultorios, los programas para teclear y probar, lo más nuevo, los periféricos y, en definitiva, cada rincón de esa maravillosa publicación. Todo era revisitado una y otra vez por nuestras ávidas pupilas, que reflejaban el deseo por absorber más y más conocimiento.

Lo realmente solemne venía de la mano de las veladas con el verdadero protagonista, nuestro Spectrum. Por nuestras manos pasaban metros y metros de cintas cromadas. Ya queda en el recuerdo ese traqueteo de las teclas de play, stop o reboninar que no paraban de usarse en aquellas largas sesiones.

Tan pronto estábamos cargando algún videojuego de Dinamic como uno de US Gold, o la última demo de Microhobby. No podían faltar videojuegos arcade, videoaventuras o de plataformas. Todo tenía cabida en nuestros ratos de ocio. Por supuesto, por detrás siempre había alguna banda sonora, en muchas ocasiones provenientes de un plato de discos con algún vinilo a 33 rpm.

Era muy habitual que, no habiéndome dado tiempo de ver las demos y revistas Microhobby, me las llevara a casa para echarles un vistazo con más detenimiento. Ahí es cuando aprovechaba para hacerme copias de aquellas cintas y poder jugar en mi habitación a las demos de los juegos más recientes.

Microhobby 198 - Abril 1990
Microhobby 198 - Abril 1990

El domingo era un día para recapitular lo vivido el sábado y, por supuesto, para seguir dándole a los videojuegos. El descanso dominical se podría tornar en tortura para mis padres si escuchaban la música de alguna pantalla de presentación con la que se me había ocurrido que debía despertar a todo el vecindario de su siesta. Y es que, algunas de esas músicas de 8 bits tan rudimentarias, tenían su valor y su gracia. No en vano, hay algunas joyas en 128 k como ‘Saboteur 2’, ‘Batman’, ‘Led Storm’, ‘Robocop’ o ‘Rescate Atlántida’, ejemplos que a bote pronto se me vienen a la cabeza, que deberían se patrimonio de la humanidad, por lo menos.

Toda esa maraña de recuerdos hace que, inevitablemente, nos acabemos teletransportando mentalmente a tiempos en los que los 8 bits eran el pan de cada día. Y no es que fueran mejores tiempos, sino los que nos tocó vivir. Momentos entrañables y divertidos como pocos, en los que las redes sociales no hacían mella en la psique. Para eso ya estaban los consultorios de las revistas, donde se daba rienda suelta a las cuestiones más relevantes para cada uno: ¿Cuál es la impresora más adecuada para mi Spectrum? ¿Qué frase hay que meter en la segunda parte de la aventura Don Quijote? ¿Alguno sabe cuándo sale al mercado ‘Toki’ para Spectrum? ¿Cuál es el motivo de la bajada de los juegos a 875 pesetas? ¿Alguien tiene un buen poke para el ‘Army Moves’?

Eran otros tiempos, diferentes, con frescura y repletos de ilusiones. Pero el Spectrum, señores, aún está más vivo que nunca. Es el momento de seguir con nuestro mayor divertimento. No dejemos que decaiga nuestro espíritu de hermandad y preservemos en la medida de lo posible el legado de una de las máquinas de 8 bits con más seguidores.

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